Nuestra única herencia

En este artículo Gai Eaton explica las causas del por qué en este momento cíclico el antídoto para el olvido de la condición humana pasa por el conocimiento de los presupuestos de la Sophia Perennis, del esoterismo. El autor considera que antaño, cuando las civilizaciones tradicionales eran mundos independientes, las verdades más profundas podían ser turbadoras para la comunidad; sin embargo, ahora, sólo ellas pueden devolver la fe. El texto propone como puente para concebir esta visión, un análisis de las ideas que del universo y la vida tenían —y tienen— algunos pueblos cuyas creencias son míticas. Comprenderlos, es abrir una puerta a una escala de valores y reflejos psicológicos totalmente ajenos a los cotidianos. Este esfuerzo por remontar hacia el Origen, hacia un tipo de pensamiento arcaico es importante, pues en realidad esta concepción de la vida es la verdaderamente humana, es nuestra única herencia.

Gai Eaton (1921-2010) nació en Lausana y se educó en la Charterhouse School y el Kings College de Cambridge, donde estudió historia. A los quince años comenzó a estudiar la filosofía europea, pero insatisfecho con este tipo de conocimiento se interesó por el vedanta, el taoísmo y el zen. También le atrajo el poeta T. S. Eliot y el trascendentalista H. D. Thoreau.
Hacia finales de los años cuarenta trabaja como conferenciante y profesor en El Cairo. Allí es donde conoce a Martin Lings, con quien profundiza en el sufismo y en los escritos de Frithjof Schuon. Todo ello transforma su vida y en 1951 entra en el Islam.
En 1959 se incorpora al Servicio Diplomático Británico y sus misiones le llevan a vivir en diversos países. En 1974 Eaton vuelve a Inglaterra definitivamente, y allí tendrá un papel relevante en la comunidad islámica londinense.