Colección: La Pipa sagrada 15
Traducción de Francesc Gutiérrez
Páginas: 255
Formato: 15,5 x 21 cm
Encuadernación: Tapa dura
ISBN: 978-84-7651-112-1
Año aparición: 1.995
Precio sin IVA: 28,85€
Precio con IVA: 30,00€
Varias tribus indias de California, algunas de ellas de cultura muy primitiva, son las estudiadas en este volumen decimoquinto de la serie de El Indio Norteamericano. Se trata de tribus pacíficas, desconocedoras de la agricultura pero expertas en el arte de la cestería, que en el siglo XVII fueron reunidas por los frailes españoles en las misiones, cuyos nombres adoptaron: diegueños, luiseños, gabrielinos…
El presente volumen, decimoquinto de la serie de El Indio Norteamericano, prosigue con el estudio de los indios de California y zonas adyacentes de Nevada. Son tribus pertenecientes a tres familias lingüísticas distintas, pero su sistema cultural y sus características físicas son tan semejantes que en realidad forman un conjunto esencialmente unitario. A pesar de vivir en su mayor parte en un territorio semiárido, y a diferencia de otras tribus que habitaban en zonas de características similares, los indios de esa vasta zona no practicaban la agricultura, cuyos rendimientos desconocían. A lo que parece, se contentaban con lo poco que una naturaleza poco pródiga podía darles como alimento: pequeños mamíferos, reptiles, insectos, larvas, semillas y frutos silvestres. Las tribus que habitaban más al norte, en una región de extensos lagos, tenían una dieta más rica al poder contar con los peces y las aves acuáticas, y. lo mismo aquellas cuyo territorio tocaba al mar que podían abastecerse de pescado. En conjunto, puede decirse que la cultura de estos indios, y en especial la de los mono-paviotsos, era la menos desarrollada de toda la América del Norte. No obstante, había un aspecto en el que manifestaban un notable sentido estético, la cestería, arte en el que algunas de sus mujeres mostraban, y muestran aún, una notable habilidad. Estos indios eran de carácter pacífico y algunas de las tribus: en el siglo XVIII, fueron reunidas por los frailes españoles en las misiones, con cuyo nombre fueron denominadas (diegueños, luiseños, gabrielinos, juaneños).
Tras emplear mucho tiempo —a causa de su dispersión— en el estudio de estas tribus californianas, Curtis pudo reunir en este volumen un amplio caudal de información de todo tipo sobre ellas, lo que, junto con las muy notables fotografías del autor, forma un valioso documento etnológico.