portada de El bosque de Fontainebleau

George Sand

El bosque de Fontainebleau

Colección: Centellas 155
Prólogo de Jordi Quingles
Traducción de Jordi Quingles
Páginas: 88
Formato: 9,5 x 14 cm
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-949847-2-3
Año aparición: 2.019

Precio sin IVA: 9,13€
Precio con IVA: 9,50€

Todo artista es visionario y G. Sand en este escrito lo fiie. Además de los argumentos patrimoniales y estéticos que muchos intelectuales esgrimieron para defender Fontainebleau, la escritora aborda su protección por motivos ecológicos, educativos y sociales, considerando el bosque como una herencia que se debe ceder intacta.

George Sand (1804-1876), una de las plumas más celebradas de las letras francesas del s. xix, reunía en su compleja personalidad otras muchas facetas. En este volumen la vemos en una de las menos conocidas pero por la que ahora empieza a recibir cierta consideración, la de ecologista avant la lettre. En el texto que aquí ofrecemos, escrito en 1872, la autora expresa unos puntos de vista que hoy calificaríamos de “ecologistas”. Apoyándose en una petición de adhesión que le formulan los impulsores del denominado Comité de protección artística del bosque de Fontainebleau, que puede considerarse el germen de las medidas proteccionistas de este famoso bosque francés, la autora escribe un texto donde desgrana unas reflexiones sobre la necesidad de la conservación de la naturaleza que suenan sorprendentemente actuales. Por otra parte, también insiste en el valor de la contemplación estética de la naturaleza para la formación moral e intelectual de las personas, exhortando igualmente, en este sentido, a preservarla en su condición original no adulterada por la mano del hombre.

El bosque de Fontainebleau es un macizo forestal que se extiende a unos 60 km al sudeste de París. Rico en fauna y flora muy diversas, este vasto espacio protegido, antaño bosque real, ofrece hoy a sus más de 10 millones de visitantes al año la oportunidad de contemplar una de las áreas naturales más bellas y atractivas de Francia, si no de Europa. Y las medidas para la conservación de este bosque estuvieron íntimamente vinculadas en su origen, de modo muy especial, con los pintores de la llamada “escuela de Barbizon”, quienes con sus obras convirtieron al bosque de Fontainebleau en una referencia artística universal.

Acompaña a este texto un fragmento de una carta escrita por George Sand en Fontainebleau en la que habla de una estancia que realizó allí en agosto de 1837 en compañía de su hijo.

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