portada de El arte de pagar las deudas

Honoré de Balzac

El arte de pagar las deudas

y satisfacer a los acreedores sin desembolsar un céntimo, en diez lecciones

Colección: Centellas 148
Traducción de Fernando Ortega
Ilustraciones de Honoré de Balzac
Páginas: 200
Formato: 9,5 x 14 cm
Encuadernación: Rústica
ISBN: 978-84-9716-559-4
Año aparición: 2.018

Precio sin IVA: 10,58€
Precio con IVA: 11,00€

A menudo me ha sorprendido que la gran gloria de Balzac fuera la de que pase por ser un observador, cuando siempre me ha parecido que su principal mérito era el de ser un visionario, y un visionario apasionado.

Charles Baudelaire

Honoré de Balzac (1799-1850), dramaturgo, periodista y escritor, genial creador de la inmensa Comedia humana, es uno de los novelistas fundamentales de la literatura occidental. El arte de pagar las deudas es un breve relato dentro de su enorme narrativa, pero su importancia y fascinación le han valido la atención y el aprecio de numerosos escritores.
En 1827 publica en París con la colaboración de Emile Marco de Saint-Hilaire (1796-1887) en la Librairie Universelle -drolático negocio del joven H. de Balzac, quien pretende escapar de sus apuros económicos gracias a una editorial-, un opúsculo: L’art de payer ses dettes, verdadera joya humorística.
El autor nos da sus consejos sobre las deudas, los prejuicios, el mundo de los acreedores, los deudores, las cualidades necesarias para los consumidores que estén sin dinero, consejos para evitar el encarcelamiento, anécdotas y reflexiones…
H. de Balzac vivió su existencia entre deudas y acreedores. Primero, a causa de la decisión de consagrarse a la literatura y, más tarde, cuando gozó de reconocimiento, debido a su afición por el lujo, que le llevó a dispendiar cualquier ganancia.
Murió a los 51 años. “II entre le méme jour, dans la gloire et dans le tombeau”, dijo Víctor Hugo en el elogio fúnebre que pronunció en el cementerio de Pére-Lachaise.
El libro incluye unas ilustraciones de Honoré Daumier (1808-1879). Aunque sus tendencias políticas no eran afines, ambos artistas sentían el uno por el otro una profunda simpatía y su arte comparte algunos rasgos. De hecho, Baudelaire ve en la serie de te plástico de La Comédie bumaine de Balzac.

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