Pequeña sabiduría vespertina

En la gran escuela de la vida, cada día proporciona una lección de sabiduría. Cada acontecimiento, cada experiencia, cada fracaso es una ocasión para aprender, crecer, dar un paso más hacia los propios objetivos. Todo sirve para construirse y edificar la vida. Pero hay que sacar de las propias experiencias las enseñanzas adecuadas. Pues nos exponemos a recaer en los mismos errores mientras la lección del día no haya sido asimilada. Por eso es bueno citarse cada noche con uno mismo, puesto que se ha dicho que ningún éxito es posible sin toma de conciencia. Cada página de Pequeña sabiduría vespertina ofrece una reflexión, plantea una pregunta, invita a cambiar de comportamiento para vivir más serenamente, a liberar el espíritu de mil preocupaciones que lo traban. La noche es el momento propicio para la reflexión, el cambio de ritmo y el examen lúcido de nuestra andadura por la vida.